Domínguez, María Alicia: Musa mía (3) - Druckversion +- Sonett-Forum (https://sonett-archiv.com/forum) +-- Forum: Sonett-Archiv (https://sonett-archiv.com/forum/forumdisplay.php?fid=126) +--- Forum: Sonette aus romanischen Sprachen (https://sonett-archiv.com/forum/forumdisplay.php?fid=857) +---- Forum: Spanische Sonette (https://sonett-archiv.com/forum/forumdisplay.php?fid=403) +----- Forum: Autoren D (https://sonett-archiv.com/forum/forumdisplay.php?fid=565) +----- Thema: Domínguez, María Alicia: Musa mía (3) (/showthread.php?tid=8866) |
Domínguez, María Alicia: Musa mía (3) - ZaunköniG - 13.09.2010 Domínguez, María Alicia Argentina Musa mía Musa mía, unas veces tocada de Misterio; Pálida como un lienzo funeral... Silenciosa, fragante a flores secas de viejo cementerio lívido el canto traes en la boca tediosa. Y a la herida que sangra le aplicas el cauterio de la verdad que es trágica y me das toda rosa con tristes amarillos... Salmodia tu salterio una nota que tiene sinceridad de losa. Y entonces todo el verso se ahueca mientras flota en torno a mis estrofas la blanca veste rota de mi juventud bella que huele a Primavera. En vano es que pretenda que te alegres, en vano, porque todo el esfuerzo de mi deseo humano logra sólo tu risa de fugaz calavera. II Musa mía, otras veces mojada de rocío, ebria de sol y campo, sedienta de otras rutas, te apareces vestida con la niebla del río, fraganciosa de flores y aromada de frutas. ¿Quién ve en tus ojos claros la sombra con que enlutas ese mirar radiante cuando te muerde el frío? En tu boca me traes el eco de las grutas afelpadas de musgos, para este verso mío. Y otras horas, en cambio, vestida en velos grises languidecen tus manos como marchitas lises y tu bostezo largo de atroz monotonía, repercute en mi canto que se vuelve tristeza, alma de humo y neblina, boca helada que reza en latín sempiterno de laguna letanía. III Musa mía, cambiante, cuando llegas guerrera el casco de oro y fuego, las garras aguzadas y enrojecida en sangre la orgullosa cimera, ¡entonces temo el choque de tus crueles miradas! Entonces eres mala y aun cuando yo quisiera no rendirías nunca las armas afiladas, hasta que los escombros de mi misma quimera pasarían a fuego tus iras no domadas. Y sobre el verso mío, tu diapasón se agrava con un toque sonoro que se ahonda y no acaba dejando largos ecos dolorosos y ardientes. Así no quiero verte, musa mía, yo misma tiemblo entre las tinieblas en que mi ser se abisma ¡en la hora en que tú eres toda garra y dientes! |