12.09.2010, 15:34
La guerra otra vez
Bajó el ángel... Mas ¡ay! Su vestidura
destrozaron las zarzas del camino,
y al ver en tierra su blasón divino
cerró los labios... y voló a la altura.
De nuevo enconará la desventura
las llagas del dolor... ¡Tiemble el destino
si a hacer llega del hombre un asesino,
y del mundo una inmensa sepultura!...
¡Oh ciega humanidad enloquecida!,
¿por qué a los surcos de la muerte arrojas
los gérmenes del bien y de la vida?...
Ante tu horrendo colosal fracaso,
la oliva de la paz dobla sus hojas,
el sol de la piedad rueda a su ocaso.
Bajó el ángel... Mas ¡ay! Su vestidura
destrozaron las zarzas del camino,
y al ver en tierra su blasón divino
cerró los labios... y voló a la altura.
De nuevo enconará la desventura
las llagas del dolor... ¡Tiemble el destino
si a hacer llega del hombre un asesino,
y del mundo una inmensa sepultura!...
¡Oh ciega humanidad enloquecida!,
¿por qué a los surcos de la muerte arrojas
los gérmenes del bien y de la vida?...
Ante tu horrendo colosal fracaso,
la oliva de la paz dobla sus hojas,
el sol de la piedad rueda a su ocaso.