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Cuatro sonetos traducidos de Vicenzo Monti (4)
#1
Cuatro sonetos traducidos de Vicenzo Monti


I

Arroja el precio vil; desesperado
el vendedor de Cristo al tronco asciende;
el lazo estrecha, y pronto abandonado
el yerto cuerpo de las ramas pende.


Rechinaba el espíritu encerrado
en son rabioso que los aires hiende;
de Jesús blasfemaba, y su pecado
que el poder del Averno tanto extiende.


Salió de vado, al fin, con un rugido;
aferrole Justicia, y con potente
dedo en la sangre de Jesús teñido,


la sentencia escribió sobre su frente:
sentencia de inmortal llanto infinito,
y lanzó su alma al Aquerón hirviente.



II


Descendió el alma a la infernal ribera,
y oyose gran rumor, ronco lamento;
el monte vacilaba, ondeaba el viento,
la carga en alto estrangulada y fiera.


El ángel que la seca calavera
del Gólgota dejaba, en vuelo lento,
a lo lejos le vio, y en el momento
con las alas veló su faz severa.


Los demonios el cuerpo conducían
por el aire, y su hombros encendidos
al pecador de féretro servían.


Así, con estridores y alaridos,
el vagabundo espectro sumergían
de la Estigia en los valles maldecidos.


III


Después que recobrado el alma había
la carne y huesos que en la muerte arroja,
la gran sentencia apareció en la impía
frente, en arruga transparente y roja.


A aquella vista, como débil hoja
la multitud infiel se estremecía:
cual en las plantas que el Cocito moja,
cual en el hondo lago se escondía.


Vergonzoso intentaba aquel precito
arañando su rostro con la mano
borrar la tersa marca del delito,


más y más la aclaraba su afán vano:
que Dios entre sus sienes la había escrito;
ni sílaba de Dios borra el humano.


IV


Un estrépito en tanto resonaba
que a Dite atruena en son alto y profundo;
era Jesús que, redimido el mundo,
de Averno el reino a debelar bajaba.


El torvo pecador que le miraba,
ni aun osó articular leve sonido;
el llanto de sus ojos descendido
como lava de fuego le quemaba.


Fulguró sobre el negro cuerpo obsceno
la etérea lumbre y torva llamarada
humeó al sonar el pavoroso trueno.


Puso entre el humo su fulmínea espada
la justicia: alejose el Nazareno,
apartando de Judas la mirada.
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