21.08.2010, 13:18
D. José María Heredia
¡Cisne canoro del cubano suelo!
¿Quién oyendo los ecos de tu lira
en llanto no se inunda, y no suspira,
y se eleva en espíritu hasta el cielo?
No es del ave de Jove el raudo vuelo
al tuyo comparable, cuando inspira
tu frente Apolo; y complacido mira
de amor y aplauso tu ferviente anhelo.
Mientras tu nombre alígera la Gloria
lleva al umbroso templo de Minerva,
y en planchas de oro graba tu memoria;
la Fama nuevos lauros te reserva:
Emulo digo del sublime Tasso,
honor serás del índico Parnaso.
¡Cisne canoro del cubano suelo!
¿Quién oyendo los ecos de tu lira
en llanto no se inunda, y no suspira,
y se eleva en espíritu hasta el cielo?
No es del ave de Jove el raudo vuelo
al tuyo comparable, cuando inspira
tu frente Apolo; y complacido mira
de amor y aplauso tu ferviente anhelo.
Mientras tu nombre alígera la Gloria
lleva al umbroso templo de Minerva,
y en planchas de oro graba tu memoria;
la Fama nuevos lauros te reserva:
Emulo digo del sublime Tasso,
honor serás del índico Parnaso.