21.08.2010, 13:53
En los jardines de la isla
Asiento de un volcán que todavía
conserva sus ceniza apagadas,
llamó el genio español afortunadas
a las Islas Canarias algún día.
¿Cómo a este Edén risueño llamaría
entre cuyas frondosas enramadas,
hojas, aves, y brisas y cascadas
inundan el espacio de armonía?
Isla de paz, de amor y de ventura,
donde gozó mi espíritu embebido
breves horas de encanto y de dulzura:
¡Quién en tu soledad tuviera un nido
bajo del cual manara fresca y pura
la suspirante fuente del olvido!
Asiento de un volcán que todavía
conserva sus ceniza apagadas,
llamó el genio español afortunadas
a las Islas Canarias algún día.
¿Cómo a este Edén risueño llamaría
entre cuyas frondosas enramadas,
hojas, aves, y brisas y cascadas
inundan el espacio de armonía?
Isla de paz, de amor y de ventura,
donde gozó mi espíritu embebido
breves horas de encanto y de dulzura:
¡Quién en tu soledad tuviera un nido
bajo del cual manara fresca y pura
la suspirante fuente del olvido!