22.08.2010, 10:38
La liga
Husmeaba el sol, desde la pulcra hebilla
de tu boina, un paraíso blanco...
y en bramas de felino, sobre el banco,
hinchóse el tornasol de tu sombrilla.
Columpióse, al vaivén de mi rodilla,
la estética nublosa de tu flanco;
y se exhaló de tu vestido un franco
efluvio de alhucema y de vainilla.
Entre la fuente de pluviosas hebras,
diluía cambiante de culebras
la tarde... Tu mirada se hizo muda
al erótico ritmo; ¡y desde el pardo
plinto, un tritón significó su dardo
concupiscente hacia tu liga cruda!...
Husmeaba el sol, desde la pulcra hebilla
de tu boina, un paraíso blanco...
y en bramas de felino, sobre el banco,
hinchóse el tornasol de tu sombrilla.
Columpióse, al vaivén de mi rodilla,
la estética nublosa de tu flanco;
y se exhaló de tu vestido un franco
efluvio de alhucema y de vainilla.
Entre la fuente de pluviosas hebras,
diluía cambiante de culebras
la tarde... Tu mirada se hizo muda
al erótico ritmo; ¡y desde el pardo
plinto, un tritón significó su dardo
concupiscente hacia tu liga cruda!...