22.08.2010, 11:51
A Emilia
Cuando cantas en dulce melodía
la Oración de la Virgen, me parece
que otra vez el Arcángel aparece
y se postra a las plantas de María.
De aquel hondo misterio la alegría
mi espíritu levanta y ennoblece;
la niebla se disipa, y esclarece
la estrecha senda que el Empíreo guía.
Hoy que tu pura voz ha enmudecido,
entre el cielo y el mundo denso velo
van poniendo las sombras del olvido...
¡Ay! canta, Emilia, que escucharte anhelo,
para mirar de nuevo establecido
el contacto del mundo con el cielo.
Cuando cantas en dulce melodía
la Oración de la Virgen, me parece
que otra vez el Arcángel aparece
y se postra a las plantas de María.
De aquel hondo misterio la alegría
mi espíritu levanta y ennoblece;
la niebla se disipa, y esclarece
la estrecha senda que el Empíreo guía.
Hoy que tu pura voz ha enmudecido,
entre el cielo y el mundo denso velo
van poniendo las sombras del olvido...
¡Ay! canta, Emilia, que escucharte anhelo,
para mirar de nuevo establecido
el contacto del mundo con el cielo.