22.08.2010, 15:03
Barrantes, Pedro
Spanien
En el sueño
Por bosques tapizados de verdura
caminamos los tres. Ellas delante:
una, de gloria y de placer radiante,
pictórica de amor y de ternura;
otra, llena de fúnebre amargura,
la palidez del nardo en el semblante,
el dolor en el alma fulgurante,
el desgaire en la blanca vestidura.
«¿Quién sois?» gritó con afán vehemente.
La dulce ninfa de sin par belleza:
«Soy -dice- la Esperanza refulgente.»
Inclinando su pálida cabeza,
la otra responde trabajosamente
con apagada voz: «Soy la Tristeza».
Spanien
En el sueño
Por bosques tapizados de verdura
caminamos los tres. Ellas delante:
una, de gloria y de placer radiante,
pictórica de amor y de ternura;
otra, llena de fúnebre amargura,
la palidez del nardo en el semblante,
el dolor en el alma fulgurante,
el desgaire en la blanca vestidura.
«¿Quién sois?» gritó con afán vehemente.
La dulce ninfa de sin par belleza:
«Soy -dice- la Esperanza refulgente.»
Inclinando su pálida cabeza,
la otra responde trabajosamente
con apagada voz: «Soy la Tristeza».