23.08.2010, 17:59
Julián del Casal
Amó el brillo sutil que reverbera
aureolando las joyas fulgurantes,
los místicos deleites enervantes,
la tarde, de los sueños mensajera.
Con el matiz de rubia cabellera,
o el iris de las sedas espejeantes,
forjó sus tersas rimas deslumbrantes
moldeando el verso como dúctil cera.
Cruzó cual encendido meteoro,
con radiaciones fúlgidas de aurora
el firmamento azul de Poesía;
a sus estrofas de bruñido oro
ungiendo con la esencia soñadora
alma de vesperal melancolía.
Amó el brillo sutil que reverbera
aureolando las joyas fulgurantes,
los místicos deleites enervantes,
la tarde, de los sueños mensajera.
Con el matiz de rubia cabellera,
o el iris de las sedas espejeantes,
forjó sus tersas rimas deslumbrantes
moldeando el verso como dúctil cera.
Cruzó cual encendido meteoro,
con radiaciones fúlgidas de aurora
el firmamento azul de Poesía;
a sus estrofas de bruñido oro
ungiendo con la esencia soñadora
alma de vesperal melancolía.