29.08.2010, 08:29
Berrio, Antón
Spanien
En la corona poética del señor Alberto Lista
Yo era infeliz; contra mi suerte en vano
luchaba sin cesar, ella vencía,
los umbrales de Licio pisó un día;
Licio me tiende la benigna mano.
A la sagrada voz del vate anciano
el mal huyó de la morada mía,
y sin ceño Melpómene y Talía
me vieron el Pindo castellano.
Licio no existe ya; corona santa
cíñele Dios, la patria generosa
hijo le llora, célebre le canta.
Y entre el aplauso y el dolor profundo,
yo, Licio, grabo en tu modesta losa:
«Fuiste mi bienhechor; sépalo el mundo».
Spanien
En la corona poética del señor Alberto Lista
Yo era infeliz; contra mi suerte en vano
luchaba sin cesar, ella vencía,
los umbrales de Licio pisó un día;
Licio me tiende la benigna mano.
A la sagrada voz del vate anciano
el mal huyó de la morada mía,
y sin ceño Melpómene y Talía
me vieron el Pindo castellano.
Licio no existe ya; corona santa
cíñele Dios, la patria generosa
hijo le llora, célebre le canta.
Y entre el aplauso y el dolor profundo,
yo, Licio, grabo en tu modesta losa:
«Fuiste mi bienhechor; sépalo el mundo».