04.09.2010, 10:32
Cotta, Juan Manuel
Argentinien
Sé dueño de ti mismo
La pasión es un niño sin cultura, que juega
en un palacio -el alma-, destrozando los muros,
rompiendo los cristales... ¿Pobre de quien se entrega
obediente al mandato de sus torpes conjuros!
La pasión es barquilla liviana que navega
sin rumbo y bajo cielos terriblemente obscuros...
¡Buen timón, almirante, revisar la bodega
y echar al agua el lastre de los sueños impuros!
¡Oh! dómine; no dejes que el «niño» se pervierta,
ni dejes, almirante, que la «barquilla» incierta
navegue, porque acaso descenderá al abismo.
Y tú, gobierna, tu alma, aprisiona el encono,
y no te eches en brazos del sabroso abandono.
¡Elévate, levántate! Sé dueño de ti mismo.
Argentinien
Sé dueño de ti mismo
La pasión es un niño sin cultura, que juega
en un palacio -el alma-, destrozando los muros,
rompiendo los cristales... ¿Pobre de quien se entrega
obediente al mandato de sus torpes conjuros!
La pasión es barquilla liviana que navega
sin rumbo y bajo cielos terriblemente obscuros...
¡Buen timón, almirante, revisar la bodega
y echar al agua el lastre de los sueños impuros!
¡Oh! dómine; no dejes que el «niño» se pervierta,
ni dejes, almirante, que la «barquilla» incierta
navegue, porque acaso descenderá al abismo.
Y tú, gobierna, tu alma, aprisiona el encono,
y no te eches en brazos del sabroso abandono.
¡Elévate, levántate! Sé dueño de ti mismo.