12.09.2010, 14:59
La luz del alma
Busca el alma, Señor, piloto experto
que en el mar proceloso de la vida,
tras la fiera borrasca embravecida
salva la lleve al abrigado puerto.
Yo a Ti acudo, Señor: que el riesgo advierto
de mi frágil barquilla mal regida
y sé que, por tu mano protegida,
no habrá de zozobrar en rumbo incierto.
El tiempo es duro y la jornada ruda...
Mi atribulado espíritu defiende
de los recios embates de la duda...
Las nieblas desvanece, el viento calma,
y en el confín de mi horizonte enciende
el faro de la fe... ¡la luz del alma!...
Busca el alma, Señor, piloto experto
que en el mar proceloso de la vida,
tras la fiera borrasca embravecida
salva la lleve al abrigado puerto.
Yo a Ti acudo, Señor: que el riesgo advierto
de mi frágil barquilla mal regida
y sé que, por tu mano protegida,
no habrá de zozobrar en rumbo incierto.
El tiempo es duro y la jornada ruda...
Mi atribulado espíritu defiende
de los recios embates de la duda...
Las nieblas desvanece, el viento calma,
y en el confín de mi horizonte enciende
el faro de la fe... ¡la luz del alma!...