12.09.2010, 15:29
Al Padre Garzón
A hacer el bien por Dios predestinado,
su destino cumplió... Como la fuente
refleja el sol, y la feraz corriente
pule las guijas y matiza el prado.
Jamás ante el error o ante el pecado
capituló su espíritu valiente:
austero y luchador, ciñó a su frente
el laurel del asceta y del soldado.
Era su verbo rayo luminoso
de elocuencia vibrante y persuasiva,
y su pluma, buril maravilloso
que talló de la Fe la roca viva...
-¿Quién pudiera, Señor, como él dichoso,
sembrar abajo... y cosechar arriba?...
A hacer el bien por Dios predestinado,
su destino cumplió... Como la fuente
refleja el sol, y la feraz corriente
pule las guijas y matiza el prado.
Jamás ante el error o ante el pecado
capituló su espíritu valiente:
austero y luchador, ciñó a su frente
el laurel del asceta y del soldado.
Era su verbo rayo luminoso
de elocuencia vibrante y persuasiva,
y su pluma, buril maravilloso
que talló de la Fe la roca viva...
-¿Quién pudiera, Señor, como él dichoso,
sembrar abajo... y cosechar arriba?...