19.09.2010, 09:19
Losada, Joaquín G.
Spanien
Exageraciones
¿Qué se dice en el pueblo? ¿Qué murmura
de mí esa ingrata y pervertida gente?
preguntó al sacristán, su confidente,
un párroco rural de Extremadura.
-Dicen... ¡qué atrocidad!... una impostura.
-Háblame sin rodeos, francamente.
-Pues no hay por aquí chico viviente
que no le pertenezca, señor cura.
Lanzó un suspiro místico frailuno
el pater, y exclamo: ¡Voto a mil santos!
¡cómo exageran las flaquezas de uno!
Me gustan de las hembras los encantos,
y esos chicos... tal vez... tal vez alguno...
pero ya tantos, no. No, ¡ya no tantos!
Spanien
Exageraciones
¿Qué se dice en el pueblo? ¿Qué murmura
de mí esa ingrata y pervertida gente?
preguntó al sacristán, su confidente,
un párroco rural de Extremadura.
-Dicen... ¡qué atrocidad!... una impostura.
-Háblame sin rodeos, francamente.
-Pues no hay por aquí chico viviente
que no le pertenezca, señor cura.
Lanzó un suspiro místico frailuno
el pater, y exclamo: ¡Voto a mil santos!
¡cómo exageran las flaquezas de uno!
Me gustan de las hembras los encantos,
y esos chicos... tal vez... tal vez alguno...
pero ya tantos, no. No, ¡ya no tantos!