Marín de Solar, Mercedes
Chile
A la sepultura del obispo Vicuña
Yace bajo esta losa muda y fría
el despojo mortal del Pastor santo,
que en vano riega el abundoso llanto
de su gran solitaria noche y día.
La tierna Magdalena así gemía,
no encontrando el cadáver sacrosanto
de Jesús, y tal era su quebranto,
que la divina voz desconocía.
Cumplióse aquí la ley de la natura,
un vacío, un dolor, una memoria,
sólo deja al morir la criatura.
Mas si rauda se eleva hacia la gloria
el alma terna, refulgente y pura,
¿dónde está de la muerte la victoria?
Chile
A la sepultura del obispo Vicuña
Yace bajo esta losa muda y fría
el despojo mortal del Pastor santo,
que en vano riega el abundoso llanto
de su gran solitaria noche y día.
La tierna Magdalena así gemía,
no encontrando el cadáver sacrosanto
de Jesús, y tal era su quebranto,
que la divina voz desconocía.
Cumplióse aquí la ley de la natura,
un vacío, un dolor, una memoria,
sólo deja al morir la criatura.
Mas si rauda se eleva hacia la gloria
el alma terna, refulgente y pura,
¿dónde está de la muerte la victoria?