27.09.2010, 16:46
Falconi Villagómez, J. A.
Ecuador
La lluvia, mi hermana
Siempre la lluvia gris... ¡Qué intensa
pena esta tarde de melancolía!
Su alma en nosotros a la par resuena
como una novia triste en agonía.
Y es otras veces una hermana buena
que al oído nos da su letanía,
intermitente entre la paz serena
de alguna noche desolada y fría.
¡Oh, la lluvia!... Mi hermana confidente
que me vela como a un convaleciente
y en mis labios su breve ósculo imprime...
¡Entre todos el único sincero!
Siempre la lluvia gris... Yo sólo quiero
su silenciosa música que oprime.
Ecuador
La lluvia, mi hermana
Siempre la lluvia gris... ¡Qué intensa
pena esta tarde de melancolía!
Su alma en nosotros a la par resuena
como una novia triste en agonía.
Y es otras veces una hermana buena
que al oído nos da su letanía,
intermitente entre la paz serena
de alguna noche desolada y fría.
¡Oh, la lluvia!... Mi hermana confidente
que me vela como a un convaleciente
y en mis labios su breve ósculo imprime...
¡Entre todos el único sincero!
Siempre la lluvia gris... Yo sólo quiero
su silenciosa música que oprime.