15.10.2010, 18:46
Sánchez Pesquera, Miguel
Cuba
La estrella de la tarde
Ya estás allí, cual fúlgido diamante
en la frente del cielo, anunciadora
del descanso y la paz que el alma implora
y del amor heraldo vigilante.
Ya estás allí, fantástica y brillante,
como en piélago azul dorada prora,
y la razón que tu destino ignora,
torna hacia ti su esfuerzo vacilante.
Virgen, empero, tú de humana duda
y exenta de terrígenos temores
vas del espacio en la encantada vía,
y de la noche profetisa muda
alumbras con tus pálidos fulgores
el sonreír del moribundo día.
Cuba
La estrella de la tarde
Ya estás allí, cual fúlgido diamante
en la frente del cielo, anunciadora
del descanso y la paz que el alma implora
y del amor heraldo vigilante.
Ya estás allí, fantástica y brillante,
como en piélago azul dorada prora,
y la razón que tu destino ignora,
torna hacia ti su esfuerzo vacilante.
Virgen, empero, tú de humana duda
y exenta de terrígenos temores
vas del espacio en la encantada vía,
y de la noche profetisa muda
alumbras con tus pálidos fulgores
el sonreír del moribundo día.