22.10.2010, 10:03
Val, Mariano Miguel de
Spanien
Hoy
La lira está de luto porque mi padre ha muerto
y débole el tributo que se le rinde a un santo.
¿Oirá mi voz? ¡Quién sabe! Murió tranquilo en cuanto
anclada vio mi nave en el seguro puerto.
¿Cómo expresar mi pena? El corazón, es cierto,
su dulce nombre llena; mas me quería tanto,
que son poco, muy poco las hieles de mi llanto,
los recuerdos que invoco, las lágrimas que vierto.
¡Oh cuál tengo presente su pálido semblante!
¡De qué modo mi mente los recuerdos quebrantan
de su lenta agonía, de su postrer instante!...
Pero aun hay alegría y amor en torno mío,
porque mis hijos llegan, porque mis hijos cantan,
porque mis hijos juegan en el hogar sombrío.
Spanien
Hoy
La lira está de luto porque mi padre ha muerto
y débole el tributo que se le rinde a un santo.
¿Oirá mi voz? ¡Quién sabe! Murió tranquilo en cuanto
anclada vio mi nave en el seguro puerto.
¿Cómo expresar mi pena? El corazón, es cierto,
su dulce nombre llena; mas me quería tanto,
que son poco, muy poco las hieles de mi llanto,
los recuerdos que invoco, las lágrimas que vierto.
¡Oh cuál tengo presente su pálido semblante!
¡De qué modo mi mente los recuerdos quebrantan
de su lenta agonía, de su postrer instante!...
Pero aun hay alegría y amor en torno mío,
porque mis hijos llegan, porque mis hijos cantan,
porque mis hijos juegan en el hogar sombrío.